En la vida, a menudo nos encontramos en la encrucijada de decisiones que pueden definir nuestro bienestar a largo plazo. No es fácil salir de la zona de confort y hacer cambios, más aún cuándo venimos con costumbres (malas, de hecho) de muchos años atrás. Bueno, para mí, ese momento justo acaba de llegar.
Debido a cuestiones de salud que han surgido en estos meses (Y enumerando algunas de ellas: una ruptura de ligamento cruzado anterior, una condromalacia patelar derecha con sospecha de lesión osteocondral, genu varo bilateral, un disbalance pélvico asociado con menor longitud tibial izquierda, una lateralización patelar con condromalacia grado IIIA hoffitis externa e hidroartosis por fricción patelo-femoral; una gastritis crónica antral folicular, esófago de Barrett… y otras más), resultado de una mala y desequilibrada alimentación, sedentarismo, entre otros factores; y por las cuáles hoy me estoy, y me están, exigiendo un cambio radical en mis hábitos. Lo que comienza como una necesidad médica, pronto se convertirá en un viaje transformador hacia una vida más saludable y plena.
Tomar la decisión de cambiar hábitos arraigados puede ser desafiante, pero descubrí que el primer paso esencial es tomar la determinación de cultivar una mentalidad positiva. En lugar de enfocarme en lo que estaba dejando atrás, estoy eligiendo concentrarme en los beneficios que vendrán con estas nuevas elecciones. Este cambio de enfoque no solo me ayudará a mantenerme motivado, sino que también me permitirá disfrutar del proceso de transformación.
Uno de los mayores desafíos ha sido el de revisar mis hábitos alimenticios. Estoy tratando de no ver la comida como una simple fuente de placer momentáneo y estoy empezando a verla como combustible para mi cuerpo. Junto a mi esposa, quién es motor fundamental en este proceso, hemos empezado a elegir alimentos nutritivos que nos brindarán energía sostenida y contribuirán a un bienestar general. Si bien en este principio del todo, aún es difícil renunciar a ciertos alimentos, pronto sé que descubriré que mi cuerpo responderá positivamente a esta nueva forma de alimentación.
El ejercicio también se está convirtiendo en una parte fundamental de nuestra rutina diaria. En lugar de verlo como una tarea ardua (madrugar a las 4:30am durante 4 días a la semana, no es fácil), lo hemos abordado como una oportunidad para fortalecer el cuerpo y liberar endorfinas que mejoraran nuestro estado de ánimo. En estas sesiones de entrenamiento he encontrado una actividad que realmente en un tiempo atrás disfrutaba y que por un momento, aunque corto, adapté a un estilo de vida.
A lo largo de este viaje, me daré cuenta de que el apoyo de los demás es invaluable. Compartir mis metas junto a mi esposa, familiares y amigos, no solo me brindará motivación adicional, sino que también espero poder conectarme con personas que estuvieron o están atravesando experiencias similares. Juntos, espero celebremos nuestros logros y nos animemos mutuamente, principalmente en los momentos difíciles.
Hoy, puedo decir con confianza que los pequeños cambios que he realizado durante estas primeras semanas en mi vida, han valido la pena. Me siento con menos pereza, menos cansancio y sueño (Más que todo al mediodía, o por las tardes), algo más fuerte, más saludable y claro, me siento más feliz y contento con esta decisión. Pero lo más importante, he aprendido que el verdadero poder está en la capacidad de tomar decisiones conscientes todos los días, y que cada pequeño paso en la dirección correcta nos acerca un poco más a la mejor versión de nosotros mismos.
Si estás considerando hacer cambios en tu vida, te animo a dar el primer paso. No importa cuán pequeño sea, cada paso cuenta. Recuerda que tienes el poder de transformar tu vida y alcanzar tus metas. ¡Si estás leyendo este artículo, recuerda que yo también estoy en un proceso, y aquí estoy para apoyarte en tu viaje hacia una vida más saludable y plena!